Españoleando en Guirilandia

Soy cañí porque así me hizo Dios.

03 febrero 2005

El periplo irlandés III: Belfast, tíriririríriiii *


Domingo 23

Para cuando llegamos a Belfast, tíriririríriiii, nuestras cámaras estaban exhaustas, así que deberé finalizar la narración de nuestras aventuras de palabra.
Lo primero que nos sorprendió fue el gigantesco edificio del s. XVIII o por ahí reconvertido en centro comercial, con vidrieras por escaparates y carteles de “to let” colgando de la pared. Justo después las papeleras, con un agujero para cada cosa: cans and tins, newspapers and magazines, plastic bottles, mixed waste y cigarrette ends. Más tarde el frío, el silencio, el frío, tal vez un poco de tensión, y el frío. Vimos algún mural político que no entendimos y fuimos a una misa "gospel" atraídos por la batería que reinaba el altar pensando que la acompañaría alguna Aretha a cantar con pasión. Pero no fue así: a pesar de que se podía hacer karaoke, que había una pantalla gigante allí donde un católico habría puesto un crucifijo, las canciones no eran ni la mitad de divertidas que la de “Santo santo, santo santo, santo es el señor” y nadie bailaba ni se emocionaba. El sermón fue científico: un experto demostró, apoyando su exposición con una presentación de PowerPoint, la veracidad de los nacimientos de Jesús y Juan Bautista y la precisión con la que aparecen en la Biblia.
Después de la siesta cenamos en un restaurante chino-minimalista-setentero y volvimos a casa.


Lunes 24

Exhaustos estábamos también nosotros ya de tanto turistear y apenas aprovechamos el día. Visitamos el City Hall, de muy chulo estilo victoriano, descubrimos que fue ahí en Belfast, tíriririríriiii, donde se construyó el Titanic y… bueno, y nada más, vagamos por las calles, entramos a tiendas y compramos chorradas. En el tintero se quedó todo el conflicto del Ulster, la zona católica y la zona protestante, el muro de la paz. Qué rabia...

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