Españoleando en Guirilandia

Soy cañí porque así me hizo Dios.

20 enero 2006

Juan Ramón

Juan Ramón no volvió a ser el mismo. Se volvió uraño y escurridizo. Se apartó del mundo en su medio metro cuadrado de parcela. Enfermó y quiso correr la misma suerte que su amada, pero no había manera: nunca se lo llevaban a él.

Unas semanas después comprendió que no merecía la pena seguir viviendo del pasado de aquella manera, como un muerto en vida. Decidió que averiguaría que ocurría tras aquellas paredes y encontraría a su amada o la vengaría, haciéndolo de paso a otros tantos que como ella desaparecieron. Volvió a su activismo, a las viejas teorías revolucionarias abandonadas tras conocer a Ascensión, a acudir a las reuniones del sindicato los sábados por la mañana. “¡Escuchadme! Nos mantienen felices cebándonos y proporcionándonos un poco de barro donde revolcarnos y no conocemos otra vida más que la que encierran estas paredes. La mayoría de la piara cree tener con estas cosas todo lo que necesita, cree que su vida es completa y perfecta, y no comprenden que no es más que la que aquellos humanos quieren que llevemos. Ellos tienen toneladas de barro ahí afuera, nuestro barro, donde se revuelcan constantemente mientras se ríen de nuestra simplicidad, pero se limpian la cara antes de entrar aquí para que no les descubramos. Ellos comen buena comida, y no esta porquería que nos dan. Ellos son quienes deciden nuestra hora. ‘Las cosas siempre han sido así’, responden los necios, ‘todas esas preguntas no van a cambiar nada. Come y diviértete.’ ¡Pienso y barro, dijo Juvenal! ¡Seamos libres! ¡Decidamos nuestro destino! ¡Elijamos qué comer!”

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2 Comments:

  • At 23/1/06 18:37, Blogger Amada_Tierra said…

    :)

    Yo me plantearía escribirlo como cuento para niños...Desde "abajo" se puede ir cambiando el mundo ;)

     
  • At 25/1/06 19:05, Anonymous Anónimo said…

    Como dijo Descartes: "Pienso, luego existo"

     

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