Durante la prórroga

La teoría del rechazo al cambio (una conversación-e con Belén)
No nos gusta cambiar de estado:
cuando estamos despiertos no nos apetece ir a la cama, cuando estamos en la cama no nos apetece levantarnos;
cuando estamos secos no nos apetece ducharnos, cuando estamos en la ducha no nos apetece salir.
Pero viviendo subordinado a esos rechazos nunca se dejaría de ser un puntito sin dimensión; nunca se aprendería lo que es estar despierto o dormido, seco o mojado,
¡así que hay que sobreponerse a ellos!


Tras el ensayo de Necesidad de Luchar
Esa parte inerte de mí que abandoné al otro lado del cristal sacude de vez en cuando mi cabeza.
Me doy cuenta cómo ahora no pertenezco a ningún sitio. Aquí sólo puedo ver las cosas con la pasividad del turista y allí sólo puedo vivir en el hoy.
Ahora todo lo que tengo es voluble.
Pero yo lo elegí así.


Zaragoza, esta ciudad de retrasados mentales
Tras tres semanas en ella una cosa me ha quedado más que clara: ZARAGOZA ES UNA CIUDAD LLENA DE RETRASADOS MENTALES.
Voy andando por la calle y veo a una señora envisonada con su caniche mimado que le dice a un pobre, sin ni siquiera dirigirle la mirada, con tono autoritario perdonavidas y una mueca de desprecio: “¿Qué quieres, dinero o comida?”, a lo que siguen unas palabras ininteligibles del pobre y otra vez la mujer alzando la voz: “¿Qué? ¡Levanta la cabeza! ¿Dinero o comida?”. Llegados a este punto blasfemé y no oí nada más porque iba con la bici.
Voy de la Morri al Cubo el viernes por la noche y todos los cubos de basura que veo están volcados.
Voy a coger el coche de vuelta a casa y por sexta o séptima vez ya me encuentro el retrovisor jodido.
Los omnipresentes macas que se ponen chulillos a la mínima de cambio.
Todo esto en tres semanas en las que hacía demasiado frío para salir a la calle. Espero que este tipo de cosas no sean tan frecuentes en otros lugares.


Amistad
Y, como dijo Víctor, hay algo que sí que voy a echar muchísmo de menos. ¡Gracias por "perfumarme"! :D
Hasta pronto... :’)