Españoleando en Guirilandia

Soy cañí porque así me hizo Dios.

23 agosto 2005

Como un gnomo

Quiero que me entierren en las afueras de Zaragoza, en esos paisajes yermos de "piel áspera y retorcida", y que en vez de poner sobre mi tumba la cruz de rigor en esta parte del mundo, me planten un árbol encima, que tengo oído que una de las sustancias que naturalmente llenan el hueso de animal les sabe muy apetitosa a estos gigantes. Además de este modo que digo de enterrarme también han de aprovechar mi muerte distintos gusanos y otros bichos inmundos, que a pesar de su fealdad también tienen derecho a la vida y al sustento, siendo mi único deseo en lo tocante a ellos no sentir sus pequeñas arcadas sobre mí. Aunque, bien pensado, la lenta putrefacción debe producir una sensación igualmente desagradable, con lo que igual da una cosa que la otra. Y también quiero que, en lugar de que me traigan flores y las dejen ahí arriba pudriéndose como yo, me traigan una regadera, objeto hermanado mío en esta vida terrenal, y me echen un poco de agua encima, que un árbol en el desierto ha de sufrir recia sed.
Lo dejo dicho, por si he de morir mañana.

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