El capricho del niño

Relato de risa que causa pena

El día después de la boda de mi prima La Moni hubo comida familiar en un céntrico bar-restaurante zaragozano.
- ¿Qué desean los señores?
- Yo no voy a pedir el menú del día -dije-. En cambio póngame unas espinacas de éstas y unas papas bravas -no me quería pasar del precio del menú, porque soy vegetariano pero no marqués.
- No tenemos papas bravas. ¿Te pongo patatas fritas?
- Bueno.
- Joder macho, pa eso te vas al macdonals.

Esa fue, así tal cual, la respuesta del desconcertado camarero. Yo, por mi parte, me sentí indignadísimo, ¡al McDonalds tu yaya, chulo, que aquí uno a mucha honra no ha estao jamás en uno si no ha sido de mirón! Me quedé refunfuñando, blasfemando reiteradamente sobre el atraso social de este país, reventado de la frustración de que la gente me tome por caprichoso, niño de papá, o qué sé yo, cuando las razones de mi dieta son muy otras. Al final mi madre, que me quiere mucho, llamó al camarero para deshacer el entuerto.
- Mire usté -le dije- yo como todo menos carne.
- Entonces te podemos poner una ensalada; tomate, lechuga, y eso, ¿te parece bien?
- Eso sí, perfecto.
- De acuerdo, pues una ensalada para el caballero.
Así nos quedamos todos contentos. Claro que, por supuesto, la ensalada llevaba atún, pero no era plan de marear más la perdiz.
España...